jueves, 20 de agosto de 2009
La Aldea de los niños perdidos
La aldea infantil, situada en el barrio de Miramar, Tela, es lo más parecido a la aldea de los niños perdidos. Los pequeños están asalvajados, se suben a los árboles a coger mangos, campan a sus anchas por doquier, sin reglas, sin padres, sin nada... Suciedad por todas partes, clavos oxidados y un olor a rancio que la primera vez te tira para atrás, pero al que poco a poco nos vamos acostumbrando. Algunas veces pienso que algunos de estos niños podría ser un futuro Einstein, Mozart o Saramago, pero todos esos talentos se desperdician entre mangos y guayabas. En algunos de ellos percibo una chispa en su mirada, una inteligencia especial, que si se cuidase quién sabe adónde podría llegar. Este post va por ellos, por Cruz, Astrid, Mundo, Emma, Rosita... Rosita por ejemplo es una niña muy tímida, en cuanto te acercas a ella sale corriendo. Pero después tiene un detalle de cariño contigo en lo secreto, te deja una flor en el bolsillo, va a buscar una fruta para ti. Y es dura como una roca. El otro día se hizo una herida que chorreaba sangre, y no se inmutó cuando le echaba yodo para curarla. Pienso que en España pocos niños de su edad habrían aguantado sin llorar como hizo ella. Pero aquí están acostumbrado. La vida les ha golpeado muchas veces y les ha enseñado que no te puedes quedar llorando, que no puedes comportarte como un niño, aunque tengas 6 años.
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